Debe haber un poema que hable de ti
un poema que habite algún espacio donde pueda hablarte sin
cerrar los ojos,
sin llegar necesariamente a la tristeza.
Debe haber un poema que hable de ti y de mi.
Un poema intenso, como el mar,
azul y reposado en las mañanas, oscuro y erizado por las noches
irrespetuoso en el orden de las cosas, como el mar
que cobija a los peces y cobija también a las estrellas.
Deseo para ti el sencillo equilibrio del mar, su profundidad y su
silencio,
su inmensidad y su belleza.
Para ti un poema transparente, sin palabras difíciles que no
puedas entender,
un poema silencioso que recuerdes sin esfuerzo
y sea tierno y frágil como la flor que no me atreví a enredar
alguna vez en tu cabello.
Pero qué difícil es la flor si apenas la separamos del tallo dura
apenas unas horas,
qué difícil es el mar si apenas le tocamos se marcha lentamente
y vuelve al rato con inesperada furia.
No, no quiero eso para ti.
Quiero un poema que golpee tu almohada en horas de la noche,
un poema donde pueda hallarte dormida, sin memoria,
sin pasado posible que te altere.
Desde que te conozco voy en busca de ese poema,
ya es de noche. Los relojes se detienen cansados en su marcha,
la música se suspende en un hilo donde cuelga tristemente tu
recuerdo.
Ahora pienso en ti y pienso
que después de todo conocerte no ha sido tan difícil como escribir
este poema
Fragmentos de una alabanza. Eduardo chirinos.
jueves, diciembre 28, 2006
jueves, diciembre 14, 2006
CANCIÓN 19 HORAS
¿Quién habla del amor? Yo tengo frío
y quiero ser diciembre.
Quiero llegar a un bosque apenas sensitivo,
hasta la maquinaria del corazón sin saldo.
Yo quiero ser diciembre.
Dormir
en la noche sin vida,
en la vida sin sueños,
en los tranquilizados sueños que desembocan
al río del olvido.
Hay ciudades que son fotografías
nocturnas de ciudades.
Yo quiero ser diciembre.
Para vivir al norte de un amor sucedido,
bajo el beso sin labios de hace ya mucho tiempo,
yo quiero ser diciembre.
Como el cadáver blanco de los ríos,
como los minerales del invierno,
yo quiero ser diciembre.
Luis García Montero
y quiero ser diciembre.
Quiero llegar a un bosque apenas sensitivo,
hasta la maquinaria del corazón sin saldo.
Yo quiero ser diciembre.
Dormir
en la noche sin vida,
en la vida sin sueños,
en los tranquilizados sueños que desembocan
al río del olvido.
Hay ciudades que son fotografías
nocturnas de ciudades.
Yo quiero ser diciembre.
Para vivir al norte de un amor sucedido,
bajo el beso sin labios de hace ya mucho tiempo,
yo quiero ser diciembre.
Como el cadáver blanco de los ríos,
como los minerales del invierno,
yo quiero ser diciembre.
Luis García Montero
miércoles, diciembre 13, 2006
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